
Cuando pensamos en una adicción, solemos imaginar a alguien totalmente perdido, lejos de nuestra realidad cotidiana. Pero la verdad es que el cerebro adicto puede estar mucho más cerca de lo que imaginamos. De hecho, puede habitar en rutinas que parecen inofensivas: una copa de vino cada noche, el cigarrillo tras el café, esa necesidad incontrolable de revisar el móvil cada cinco minutos. ¿Te resulta familiar? Entonces, quizás este artículo sea para ti.
La adicción no es sobre la sustancia, es sobre la desconexión.
Johann Hari
El cerebro adicto: cuando el placer se convierte en prisión
El cerebro adicto no busca dañarse; busca sobrevivir. Y para ello, se apoya en la dopamina, una sustancia química que nos ayuda a repetir conductas que nos hacen sentir bien.
Comer, reír, recibir una buena noticia… Todo activa este sistema. Pero, ¿qué pasa cuando una sustancia o conducta produce un exceso de dopamina?
El papel del núcleo accumbens
El núcleo accumbens es una región del cerebro profundamente implicada en el sistema de recompensa. Cuando realizamos una acción placentera, esta zona se activa y libera dopamina, creando una sensación de bienestar que motiva a repetir la conducta.
En el caso de las adicciones, el problema es que esta liberación de dopamina es mucho más intensa de lo normal. Esto genera una especie de «hipermemoria emocional» que hace que el cerebro recuerde con fuerza esa sensación placentera y quiera volver a ella, incluso a costa de nuestra salud o bienestar.
Cuando una sustancia (como el alcohol, drogas o incluso ciertos comportamientos adictivos) sobreestimula el núcleo accumbens, provoca una «hipersensibilización» o una alteración en los circuitos de recompensa del cerebro. Esta alteración puede persistir durante mucho tiempo, incluso años después de haber dejado la sustancia. Sin embargo, el cerebro tiene algo maravilloso llamado neuroplasticidad: su capacidad de adaptarse, crear nuevas conexiones y recuperar funciones.
En muchos casos, esta huella cerebral sí puede mejorar con el tiempo, especialmente si la persona trabaja activamente en su recuperación emocional y cognitiva. Aunque puede quedar cierta «huella» o una especial vulnerabilidad que es importante conocer por su incidencia en la probabilidad de una recaida, aunque no estás condenado: el cerebro puede «reprogramarse» y aprender a regularse de formas más saludables.
Rehenes de la dopamina: cómo se forma una adicción
Una vez que el cerebro identifica una sustancia o conducta como altamente gratificante, empieza a priorizarla. El placer inmediato se convierte en una necesidad. La tolerancia aparece: necesitamos cada vez más para obtener el mismo efecto. Y, cuando intentamos dejarlo, sentimos malestar, irritabilidad, ansiedad o incluso depresión.
Este ciclo es especialmente peligroso con sustancias como:
- Alcohol
- Tabaco
- Psicofármacos
- Azúcar
- Juegos de azar
- Redes sociales
Todas ellas activan el circuito de recompensa, y pueden acabar generando dependencia
El experimento "Rat Park": ¿El entorno importa?
Una de las investigaciones más interesantes sobre adicción fue el experimento Rat Park de Bruce K. Alexander, psicólogo e investigador canadiense. En este estudio, Alexander demostró que el entorno social y emocional es clave en la formación y superación de las adicciones.
Cuando las ratas vivían aisladas en pequeñas jaulas, consumían grandes cantidades de morfina disponible en su agua. Sin embargo, cuando se trasladaban a «Rat Park», un ambiente amplio, estimulante y lleno de interacciones sociales, su consumo de morfina disminuía drásticamente. Este experimento sugiere que las adicciones no dependen únicamente de las sustancias, sino también del vacío emocional y del aislamiento que las personas pueden experimentar.
El caso del alcohol: una adicción normalizada
En nuestra sociedad, la droga de mayor consumo es el alcohol ya que está profundamente y culturalmente arraigado. Es parte de celebraciones, reuniones sociales, incluso de momentos de relajación en soledad. Por eso, es tan difícil identificar cuándo su consumo se vuelve problemático.
Es importante tener en cuenta que además de factores epigenéticos que nos hacen más vulnerables frente a la adicción a ciertas sustancias o comportamientos, también es diferente la cantidad necesaria para que se desarrolle un comportamiento adictivo que deja de estar bajo nuestro control. Algunas señales de alarma:- Necesitas beber para relajarte o dormir.
- Te cuesta parar una vez que empiezas.
- Tu entorno te ha hecho comentarios sobre tu consumo.
- Has intentado dejarlo o reducirlo sin éxito.
¿Cómo saber si tengo un cerebro adicto?
Tener un cerebro adicto no significa que estemos perdidos. Significa que nuestro sistema de recompensa se ha desregulado, y que necesitamos herramientas para recuperar el equilibrio.
Puedes hacerte estas preguntas:
- ¿Uso esta sustancia o conducta para evitar sentir?
- ¿Siento que he perdido el control?
- ¿Ocupo gran parte de mi tiempo o energía pensando en ello?
- ¿Ha empezado a afectar mis relaciones, trabajo o bienestar?
Responder «sí» a varias de estas preguntas puede ser una señal de que tu cerebro está atrapado en un ciclo adictivo. Y cuanto antes lo detectes, mejor podrás actuar.
¿Cómo saber si tengo un cerebro adicto?
Salir de una adicción no es fácil, pero es posible. En Neuromotiva, acompañamos a aquellas personas que desean reconectar consigo mismas, entender sus patrones emocionales y soltar los lazos invisibles que las atan a la adicción.
Reimpronta Matricial: reescribiendo memorias emocionales
Muchas adicciones tienen raíces en experiencias emocionales del pasado. La Reimpronta Matricial permite acceder a esas memorias inconscientes y resignificarlas, para que dejen de actuar como disparadores automáticos. Es como liberar al cerebro de «programas antiguos» que ya no sirven.
EFT-Tapping: desbloquear el cuerpo y la mente
El EFT-Tapping combina acupresión con verbalización emocional para reducir la ansiedad, el estrés y los impulsos. Muchas personas con adicciones lo encuentran muy eficaz en momentos de craving (ansia de consumo). Además, enseña al cerebro nuevas formas de regularse sin necesidad de recurrir a sustancias externas.
La adicción no es una enfermedad del cerebro, sino un patrón de comportamiento profundamente aprendido.
Dr. Marc Lewis
La importancia del acompañamiento profesional: no tienes que hacerlo solo
Romper el silencio: el primer paso
Hablar de adicciones aún está rodeado de estigmas. Pero callar solo prolonga el sufrimiento. Reconocer que algo no va bien, buscar apoyo y comprometerse con el cambio puede ser el primer paso hacia una vida más libre, más plena y más en paz.
No importa si se trata de alcohol, comida, trabajo, pantallas o cualquier otra cosa: si sientes que tu bienestar depende de ello, es momento de escuchar lo que tu cuerpo y tu corazón están tratando de decirte.
Testimonio real: el caso de Laura
«Durante años creí que podía controlar mi consumo de alcohol. Era ‘mi momento’ al final del día. Pero empecé a necesitarlo para dormir, para relajarme, incluso para socializar. Sentía que sin él no era yo.
Con Mar Sánchez aprendí que no se trataba solo del vino, sino de lo que había debajo. Gracias al tapping y la reimpronta, pude ver mi historia con otros ojos. Hoy sigo en proceso, pero ya no me siento esclava de esa necesidad».
Diferencia entre desintoxicación y deshabituación
Cuando hablamos de adicciones, es importante distinguir entre desintoxicación y deshabituación.
La desintoxicación es el proceso inicial en el que el cuerpo elimina físicamente la sustancia adictiva, ayudando a superar el síndrome de abstinencia y estabilizar el organismo. Sin embargo, una vez superada esta etapa, comienza un desafío aún más profundo: la deshabituación.
La deshabituación implica reeducar la mente y romper la asociación emocional y conductual con la sustancia o comportamiento adictivo. La deshabituación aborda los patrones psicológicos que llevaron a la adicción, enseñando nuevas formas de gestionar emociones, placer y dolor sin recurrir a sustancias externas. Sin una adecuada deshabituación, es muy fácil recaer, ya que el cerebro sigue buscando inconscientemente aquello que alguna vez le proporcionó alivio o recompensa.
Neuromotiva te ayuda
En Neuromotiva, creemos que toda persona merece una vida libre de ataduras invisibles. Si intuyes que puedes estar desarrollando una adicción, o si ya has intentado salir de ella sin éxito, no estás solo.
Te ofrecemos un acompañamiento integral, herramientas basadas en la neurociencia emocional y un espacio de confianza donde iniciar tu camino de regreso a ti. Mar Sánchez, psicóloga y coach experta en gestión emocional, lleva más de 10 años acompañando a personas de todas las edades a superar adicciones.
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El opuesto de la adicción no es la sobriedad, es la conexión humana.
Bruce K. Alexander