Desde 2019 los casos de ansiedad, depresión y los diagnósticos de TDAH se han multiplicado por tres o cuatro en niños y adolescentes, mientras que los comportamientos suicidas han aumentado hasta un 59%.
Ante un panaroma tan desolador cabe preguntarse por las causas de esta situación y aprender cómo podemos ayudar como padres, madres, educadores…a superar un estado emocional que debido a su falta de madurez suelen entender sin salida.
Causas de depresión y suicidio en adolescentes y niños
Estrés y presión académica: Los jóvenes a menudo enfrentan una fuerte presión para lograr éxito académico, y esto puede llevar a un alto nivel de estrés y ansiedad. La presión para obtener calificaciones perfectas, ser aceptados en universidades o cumplir con las expectativas de los padres y la sociedad puede ser abrumadora para algunos.
Redes sociales y ciberacoso: Las redes sociales pueden ser una fuente de comparación constante y competencia, lo que puede llevarlos a sentirse inadecuados y aislados. Además, el ciberacoso, cada día más presente, puede tener un efecto devastador en la autoestima y el bienestar emocional de los más jóvenes.
Problemas familiares y trastornos de salud mental: La falta de apoyo emocional o la violencia doméstica, pueden tener un impacto significativo en su salud mental. También pueden ser afectados por trastornos de salud mental, como la ansiedad, la depresión o el trastorno bipolar, algunos con predisposición genética, que pueden afectar su capacidad para manejar el estrés y las dificultades de la vida.
Abuso de sustancias y adicción al juego: El abuso de sustancias, incluyendo el alcohol y las drogas, es una causa común de depresión y suicidio. El uso de sustancias puede conlleva problemas de salud mental, dificultades en las relaciones interpersonales, y disminución del rendimiento académico, entre otros. Por otra parte la adicción al juego puede suponer una fuente de constante estrés por conseguir el dinero u ocultar las pérdidas acumuladas.
Cambios hormonales y problemas de identidad: Los cambios hormonales y los problemas de identidad pueden ser particularmente difíciles para los jóvenes. La adolescencia es un momento de cambios físicos y emocionales significativos, y algunos jóvenes pueden tener dificultades para aceptar y manejar estos cambios, o vivir en entornos sociales e ideológicos donde sienten que no encajan ni se sienten aceptados.
- Aislamiento social y la falta de conexión humana: Las medidas de distanciamiento social y las restricciones de contacto físico durante la pandemia han llevado a muchos jóvenes a sentirse aislados y solos. La falta de interacciones sociales puede llevar a una disminución en la autoestima y la autoconfianza, así como a sentimientos de depresión y ansiedad. Además, la incertidumbre económica y la pérdida de seres queridos debido al COVID-19 siguen causando un impacto significativo en la salud mental de muchos de ellos.
Detección y prevención, las mejores herramientas
El aumento en los trastornos de salud mental de los niños y adolescentes es una preocupación real que necesita ser abordada desde todos los ámbitos, académico, institucional, familiar, comunitario o de grupo social. Proponemos cinco consejos para enfrentar esta lacra social que pone en jaque el futuro de nuestros jóvenes:
Fomentar una comunicación abierta: Es importante que los padres y cuidadores fomenten una comunicación abierta con ellos. Esto significa escuchar sin juzgar, validar sus sentimientos y preocupaciones, y hacerles saber que no están solos en su lucha.
Identificar y tratar los trastornos de salud mental: Es estar atentos a los signos de trastornos de salud mental, como la ansiedad y la depresión. Si se sospecha que un niño o adolescente está sufriendo, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
Promover hábitos de vida saludable: Una dieta saludable, ejercicio regular y un buen patrón de sueño son fundamentales para el bienestar físico y mental. Debemos enseñar a los jóvenes la importancia de estos hábitos y fomentarlos en casa, en la escuela, en los espacios públicos…
Enseñar habilidades de afrontamiento: Capacitarlos de habilidades para afrontar el estrés y la adversidad, como la resolución de problemas y la gestión emocional. Identificando sus fortalezas y fomentando su autoestima.
Fomentar la resiliencia: La resiliencia es la capacidad de recuperarse de la adversidad. Podemos fomentar su resiliencia enseñándoles a aceptar los desafíos y a aprender de las dificultades. Establecer metas asequibles y a celebrar sus logros también ayudará a forjar esta cualidad en su carácter.
Nuestros jóvenes deberían tener la oportunidad de formar su propia identidad, alejados de las sombras que proyectan la depresión o la ansiedad, atándolos como cadenas invisibles en una carcel solitaria.
La juventud no es una época de la vida, es un estado del espíritu, es una intensidad emotiva, es una victoria del coraje sobre la timidez, del gusto por la aventura sobre el amor al confort
Ortega y Gasset.
Mar Sánchez desde el gabinete psicológico de Neuromotiva y papi&mami coaching lleva más de diez años realizando el neuroacompañamiento de las familias desde un enfoque integral y sistémico. Si crees que necesitas ayuda para afrontar una situación de este tipo solicita ahora tu cita: